sábado, 2 de junio de 2012

ciegos, sordos y locos


Esta tarde, la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata ofrece el segundo concierto de su ciclo anual. Hace unos años, la orquesta (más el coro y los solistas, para ser justos) deslumbró con una versión fabulosa de la imposible Octava sinfonía de Mahler. Hoy, siempre con la dirección de Alejo Pérez, será el turno de la Quinta. Por estas latitudes, tuvimos la fortuna de escuchar grandes versiones de esa obra: desde Rattle junto a la City of Birmingham Symphony Orchestra, hace más de una década, pasando por una reciente lectura de Ashkenazy y la Deutsches Symphonie Orchester Berlin. En cambio, la obra que ocupa la primera parte del programa es de esas que no se escuchan muy a menudo. En parte, por sus dificultades intrínsecas; pero también por cuestiones logísticas, como la necesidad de reunir a tres grandes solistas. En cualquier caso, la oportunidad de escuchar el Triple concierto para violín, piano y violoncello de Beethoven es una de esas ofertas imposibles de rechazar. A esa misma hora, la Selección juega contra Ecuador por las eliminatorias para el mundial 2014. Pero para el 2014 falta mucho. Este concierto, en cambio, no se puede escuchar todos los días. Así que ya saben: en vez de Messi, Higuaín y Agüero, hoy a las 19.30 será el momento de otro tridente, no menos virtuoso: Favero, Bellisomi, Formaro. Tiki-tiki.

Y el sordo Beethoven me hizo pensar en el pobre Edipo, que por estos días se ofrece en el Teatro Colón, en versión del genial George Enescu. No voy a hablar mucho de la obra, en parte porque ya lo hice en el pasado número de la revista Ñ, en parte porque hubo en la prensa local una especie de sobredosis edípica que, en una ciudad como Buenos Aires, con una población psicoanalítica de una densidad apabullante, exime de mayores comentarios. Sí me prermito remarcar, como intentamos hacerlo en domingo pasado en Radio Nacional, que más allá de la genialidad de La Fura dels Baus, responsables de la puesta, hay en el Edipo de Enescu mucha, pero muchísima, muy buena música.

Pero el título de esta entrada, además de homenajear una extraordinaria comedia de los años '80, remite no sólo a Edipo y Beethoven, sino que parece exigir, además, una dosis de locura. Aquí va, pues, esta portada craneada en la década del '70 por la Westminster Gold Series para el Tercer concierto para piano de Beethoven con Daniel Barenboim.


Buen fin de semana.

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